Tuesday, December 26, 2006

Moonlight.

Risas. La mía, la de ellos. Todos parábanse al finalizar el acto. Hora de ir a casa.
Una llamada. Contesto. Mi padre me comunica que aquel hombre que por tantos años vi como el pilar de la familia, aquel hombre sereno, amable, fuerte, aquel hombre que me preparaba frutas con sus manos saludables y trabajadoras, aquel hombre que con esas mismas manos hacía vivir la vida que amenazaba con desvanecerse en hojas muertas y acariciaba, también, las cabezas de sus hijos... Aquel hombre, ya enfermo desde hacía tiempo, era llevado al hospital. Urgencia.

Ahora mi abuelo, el padre de mi madre, está en coma en el Hospital Naval. Y yo, aquí, frente a esta pantalla que ni de consuelo sirve en momentos como éste. Frente a esta pantalla, tan solo deseando abrazar a mi madre, estar con ella, besarla, apoyarla, calmarla, amarla... Como tantas veces ha hecho ella conmigo.

Un gemido de desesperación, y ya. No hay lágrimas esta vez. Mantenerme firme para que ella pueda apoyarse en mí, pues en ella debe apoyarse el resto de la familia... Me siento tan orgullosa de ti, madre, tan orgullosa... Y no sabes como me encantaría poder decírtelo ahora. Decirte cuanto te amo, una vez más, decirte que aunque ambas odiemos decirlo te has convertido en mi mejor amiga, la única persona en quien puedo confiar totalmente... Decirte lo hermosa que eres al renacer, fénix... Sí, soy hija del ave fénix... Y si soy eterna es gracias a ti. Todo lo que soy es gracias a ti. Estoy contigo, madre. Estoy contigo.

Y pase lo que pase, su recuerdo nos acompañará siempre. Y yo estaré ahí contigo, para no dejar que aquel recuerdo te consuma, sino que te dé fuerzas cuando tus piernas flaqueen. Aunque no creo que me necesites.

Te amo, madre.

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